La energía solar térmica consiste en el aprovechamiento de la radiación solar para calentar un fluido. Este fluido puede ser directamente agua o también aceite térmico o similar para, posteriormente, traspasar su energía térmica a otro fluido (generalmente agua) a través de un intercambiador de calor. Un sistema de energía solar térmica se confecciona a partir de los siguientes componentes: captador solar, estructura de sujeción y acumulador.
Esta tecnología tiene muchas aplicaciones; desde la producción de agua caliente sanitaria (ACS), la climatización de piscinas (cubiertas o no), la calefacción por suelo radiante, hasta el precalentamiento de fluidos para procesos industriales. Ventajas:
Los sistemas de energía solar térmica pueden instalarse en cualquier sitio
Reduce notablemente el impacto visual debido a que aprovecha la propia inclinación de la cubierta
Consiste en una caja plana metálica que aloja los dispositivos necesarios para la circulación de un fluido que absorbe el calor acumulado por el efecto invernadero. Dentro de las aplicaciones domésticas podemos distinguir entre:
Colectores de baja temperatura (alcanzan un máximo de 80ºC). Éstos están formados únicamente por el convertidor, por el circuito de fluido térmico, por el aislamiento térmico y por la caja que contiene todos los componentes. Este tipo de colector también recibe el nombres de captador solar plano no protegido.
Colectores de baja temperatura con colector de vacío (alcanza un máximo de 120ºC). A estos colectores, además de incluir todos los componentes del colector de baja temperatura, se les añade una cubierta transparente para limitar las pérdidas por convección y una parte de las de radiación mediante la creación de vacío. Además se incrementa el efecto invernadero dentro del colector. Gracias a esto se consiguen alcanzar mayores temperaturas permitiendo incluso llegar a generar vapor.
Se trata de un sistema de sujeción adaptable para facilitar su instalación en cualquier lugar (desde cubiertas y demás superficies planas hasta tejados inclinados).
Estas estructuras están fabricadas con un perfil galvanizado en forma de "L" y están tratadas con un baño anticorrosión para evitar el deterioro que sufre cualquier estructura parecida situada de manera permanente a la intemperie. También permiten regular y fijar la inclinación de los paneles para maximizar la energía recibida a lo largo del año.
Tal y como su nombre indica, tiene la función de acumular toda la energía térmica en un fluido (que puede ser el fluido de uso final o bien otro destinado únicamente a almacenar el calor) a la espera de que el usuario requiera su uso. Suelen estar formados por una doble camisa para evitar pérdidas térmicas por conducción o convección lo que permite su utilización en instalaciones sin bomba en el sistema primario. Para la superficie externa del acumulador se utilizan materiales específicos para evitar pérdidas con el exterior incluso cuando el gradiente de temperatura sea muy pronunciado. También evita la degradación que sufre cualquier dispositivo situado a la intemperie.